Sara Aagesen, la futura ministra para la Transición Ecológica, se ha ganado la fama de buena y discreta gestora en la Administración, y, en concreto, desde la secretaria de Estado de Energía, en donde ha debido lidiar con los grandes asuntos que definen la transición energética. Era la gran candidata a este puesto desde que las primeras voces alertaron en primavera que Teresa Ribera podría ser comisaria europea.

Sobre ella ha recaído el peso de la elaboración del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (Pniec), el gran instrumento encargado de dar cumplimiento de los compromisos españoles ante Bruselas en materia de energía para dar soporte al acuerdo de París contra el calentamiento.

Puede leer la noticia completa en LA VANGUARDIA