Ya estamos en un nuevo año y la mayor novedad es que ya no somos colaboradores de la administración en la bonificación de los 20 ctos en la gasolina y el gasóleo que había establecido el gobierno para todos los ciudadanos, no cabe duda de que suponía una carga desde el punto de vista financiero y de gestión, pero es indudable que también ha servido para que los consumos se mantuvieran y todos tuviéramos un alivio en el coste de nuestra movilidad. Ya veremos si dentro de unos meses nos hemos olvidado o lo echamos de menos.
Seguimos inmersos en la transición energética y el proceso de descarbonización, no solo del transporte, de toda nuestra economía y yo diría que de toda nuestra vida. En lo que a la movilidad se refiere, Europa sigue empeñada en que el proceso se equipare a una electrificación y sigue sin contemplar, de manera seria y real, otras tecnologías. Me parece un error brutal y no solo porque excluya alternativas válidas, lo peor es que lo que se está tratando de imponer no da resultados y pasa el tiempo y seguimos en la misma situación, dilapidando recursos que se podrían destinar a resolver el problema que sin duda tenemos y que lejos de mejorar empeora año tras año.
Escuché decir a un importante empresario de la industria que, en la economía actual, China fabrica, Estados Unidos innova y Europa regula. Creo que es una reflexión que se ajusta bastante a la realidad y que nos deja en un lugar al menos difícil.
Que en Europa cada vez se fabrican menos cosas es evidente y lo hemos visto claramente en la pandemia, ni mascarillas, ni guantes ni ningún tipo de material EPI. Pero es que ahora, con motivo de la invasión de Ucrania por parte de Rusia, resulta que tampoco tenemos cereales ni aceite de girasol ni muchas materias de las que antes Europa era casi autosuficiente. Quizá tengamos que hacer examen de conciencia y plantearnos si buscar la fabricación más barata, con la mano de obra más barata, para que el precio final del producto sea el más barato, es la mejor opción. Las economías Low cost producen satisfacciones momentáneas y generan grandes problemas a medio y largo plazo. El que piense que cuando compra una camiseta por 4 € ha conseguido un gran logro, que no se extrañe de que su sueldo no le dé para llegar a fin de mes.
Europa regula, eso es una evidencia, pero parece que lo hace desde una autosuficiencia teórica que tiene un cierto punto de esnobismo. El problema de la contaminación es global, de nada sirve que las medidas en la UE sean muy restrictivas si suponemos el 9% de las emisiones que se producen en el planeta y el resto se toma las cosas con mucha más calma. No digo que no se deba de hacer nada, al contrario, creo que se deben tomar medidas realistas que de verdad contribuyan a disminuir el nivel de emisiones y que además estén al alcance de todos los ciudadanos. Uno de los principios fundamentales de la transición energética es que sea justa y de momento, al menos en lo que a movilidad se refiere, sólo está al alcance de unas minorías privilegiadas.
Durante el año 2022 se han vendido en España 813.396 vehículos nuevos, de ellos 48.193, es decir el 5.9% han sido híbridos enchufables, que de momento tienen etiqueta 0, aunque sus consumos comprobados en el ciclo total de su utilización sean mayores que los de un vehículo de gasolina o gasoil y 36.452, el 4.5% eléctricos puros, en este apartado están incluidos turismos, motos, vehículos comerciales e industriales y autobuses. Si además nos fijamos en las marcas de los turismos vendidos, veremos que la clase media está bastante lejos de colaborar con el paso a la electromovilidad, por cierto, palabra elegida como la más relevante del año en la automoción supongo que como ayuda a la campaña publicitaria.
El objetivo de 5 millones de vehículos eléctricos para el año 2030 parece muy difícil de cumplir, pero es que, aun cumpliéndolo, todavía circularían por nuestro país otros 24 millones de vehículos con motores de combustión a los que habrá que darles una solución, y prohibir su circulación nos llevaría a restringir el derecho a la movilidad a un porcentaje alto de la población. Del desarrollo de la red de recarga mejor no hablar porque hay pocos puntos instalados y sólo funcionan el 35% de los mismos, por más esfuerzos institucionales que se hagan.
A mi entender, la solución pasa por no favorecer a ninguna tecnología y crear seguridad jurídica para el desarrollo de todas. Estoy seguro de que la movilidad del futuro será sostenible, pero no creo que todos los vehículos sean eléctricos, al menos con baterías.
Víctor García Nebreda, Secretario General de Aeescam