Durante los últimos meses, se han vuelto habituales los anuncios de grandes compañías para transformar sus flotas de vehículos, habitualmente de diésel o gasolina, hacia otras tecnologías menos contaminantes. Entre las opciones que disponen, optan por adquirir unidades nuevas o transformar las flotas a otras tecnologías consideradas más limpias, como pueden ser los vehículos eléctricos. Pero si hay una tecnología de moda, esa es el autogás, conocido en la industria como gas licuado del petróleo (GLP).

Este combustible, formado por la combinación líquida de propano y butano, se está posicionando como la alternativa económica para que muchas de estas compañías sigan operando con normalidad. En España hay más de un millar de puntos de suministro de autogás, habitualmente gestionados por las grandes petroleras (Repsol, Cepsa o Disa).

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