Han transcurrido casi 12 meses desde que Alemania pusiese en aprietos a la Unión Europea respecto a la votación sobre la imposición de los automóviles eléctricos a partir del año 2035. Este país consiguió aprobar una excepción para el empleo de carburantes de tipo sostenible, es decir, con emisiones neutras en carbono, aunque no para todas las clases de coche. En 2024, con las elecciones europeas asomando en el horizonte, se vislumbra una mayor flexibilidad por parte del organismo geopolítico en estos términos.

A pesar de los esfuerzos de la Comisión de Transporte de la UE por establecer que la totalidad los turismos de nueva generación se vendan con un sistema de propulsión 100% eléctrico dentro de poco más de una década, las discrepancias con los distintos estados miembros han dejado esta medida tan impopular en un limbo. Los germanos lograron su cometido para un número reducido de unidades térmicas con base en las peticiones de Porsche, que invirtió muchísimos recursos en el desarrollo de gasolina sintética para sus deportivos sin dejar de apostar fuerte por los BEV.

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