La Federación Internacional de Automovilismo FIA debe decidir pronto cómo será la nueva generación de motores de la Fórmula 1 si quiere estar alineada con los objetivos medioambientales globales previstos para 2030. La próxima temporada 2022 entrará en vigor una nueva reglamentación cuyo objetivo principal es igualar lo más posible la competición y reducir al máximo los costes.

Aun importantes, todos los cambios que se avecinan se van a quedar pequeños cuando se anuncie en 2025 las motorizaciones del futuro. No está claro aún cuál será el camino elegido, pero lo único cierto es que en la próxima década la Fórmula 1 no deberá producir emisiones nocivas para el medio ambiente. Sin duda, estamos ante el cambio técnico más importante en la historia de la competición.

Una eficiencia impresionante

Esta totalmente claro en estos momentos que la propulsión de los monoplazas de Fórmula 1 no será eléctrica y a baterías como en el caso de la Fórmula E. Este certamen tiene la exclusiva para este tipo de motorización durante los próximos 15 años. Pero, fundamentalmente, en cinco años la propulsión eléctrica es imposible que alcance un nivel de evolución suficiente como para brindar niveles de potencia y autonomía equiparables a los actuales. Basta comparar la evolución técnica en el último lustro de las motorizaciones híbridas de la Fórmula 1 respecto a las de la fórmula E, para comprender que esa tecnología le queda todavía demasiado recorrido, como para constituirse como en alternativa real a corto plazo.

Puedes leer el artículo completo de El Confidencial a través de ESTE ENLACE.