El sector petrolero español, golpeado por el fraude millonario de los carburantes, mira con recelo a Gibraltar. Las sospechas están justificadas por las estadísticas oficiales, que reflejan una fuerte escalada de las importaciones de diésel. Entre las empresas se teme que algunas redes delictivas estén usando el Peñón para introducir el combustible con el que, posteriormente, se comete el fraude.

La mecánica de la estafa es conocida y hay dos variantes. Por un lado, las mafias se embolsan el IVA a través de complejas estructuras societarias. Por otro, introducen en el mercado español carburantes que no incluyen el porcentaje mínimo de biocombustibles que marca la normativa. Las estimaciones apuntan a un megafraude próximo a los 1.200 millones de euros en el caso del IVA y de casi 600 millones en el de los combustibles 'bio'.

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