La lucha entre los coches diésel y gasolina contra los eléctricos e híbridos enchufables hace pasar muy desapercibidas otras opciones de motorización que, si bien no son tan contaminantes como estos primeros combustibles fósiles, tampoco dependen tanto de un punto de enchufe como los segundos.

Se trata de los coches comúnmente conocidos a gas o bifuel, que funcionan con otro tipo de hidrocarburos. Las dos grandes motorizaciones que se utilizan en el automovilismo son el GLP (o Gas Licuado del Petróleo) y el GNC (Gas Natural Comprimido). Pese a que parezcan cosas similares, existen grandes diferencias entre estos dos tipos distintos de motorización y cada una presenta sus ventajas y desventajas propias. La característica que sí comparten es que pueden emplear, indistintamente, dos tipos diferentes de carburante: un combustible común y otro alternativo, que suele ser menos contaminante que la gasolina o el diésel. Además de con GLP o GNC, también existe la opción de que sea alternativo con hidrógeno.

GAS LICUADO DEL PETRÓLEO

Los automóviles que funcionan con GLP disponen de dos tanques de combustible, uno para la gasolina y otro para este combustible alternativo que se obtiene en un 65% durante la extracción del gas natural y un 35% del refinado del petróleo.

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