La Fórmula 4 francesa (F4) es una competición de promoción de jóvenes pilotos que proceden del mundo del karting y tienen como sueño alcanzar la Fórmula 1. Desde ella se puede llegar a dar el salto al Campeonato Europeo de Fórmula 3, que se disputa a nivel continental. Creada en 1993, por ella han pasado pilotos de gran relevancia internacional como los ex pilotos de Fórmula 1 Franck Montagny o Jean-Eric Vergne, este último actual piloto y campeón de la Fórmula E.

Durante esta temporada, sus monoplazas utilizan biocombustibles avanzados, carburantes de origen 100% renovable. Así, el campeonato francés sirve como catalizador y banco de pruebas del camino iniciado en el desarrollo de este tipo de soluciones, que son esenciales para la descarbonización del transporte.

Pero, ¿por qué son tan importantes los biocombustibles avanzados en este proceso? En primer lugar, por su procedencia. Son combustibles líquidos que se producen a partir de materias primas renovables. Se fabrican, entre otros, con residuos de la agricultura, la ganadería, los trabajos forestales de limpieza y mantenimiento, de la industria agroalimentaria o de la fracción orgánica de los desechos que generan nuestras ciudades. “Con el uso de los residuos como materia prima para fabricar biocombustibles avanzados se evita que estos vayan al vertedero y, además, se pueden reconvertir en algo útil para la sociedad”, asegura Miguel Ángel García Carreño, gerente senior de Economía Circular de Repsol.

Otro punto a su favor es que son ya una realidad. Y es que los biombustibles avanzados se pueden usar en cualquier vehículo, sin problemas de incompatibilidad. “Su composición química es muy parecida a la de los combustibles convencionales, así que son compatibles con los actuales motores de combustión, lo que evita tener que desarrollar nuevas tecnologías para los vehículos y permite aprovechar la amplia red de infraestructuras de distribución y repostaje ya existente”, añade el experto.

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