La transformación de la movilidad impuesta por Europa para 2035 está causando estragos en numerosos países. Las ayudas directas a la compra de los coches eléctricos no llega, y varía enormemente entre unos países y otros, además de suponer un brutal desembolso en los presupuestos nacionales en los que también figura una partida para aumentar la infraestructura de carga rápida pública.

En Alemania saben bien de esta situación, «puliéndose» en cuestión de meses las ayudas, lo que ya llegó a una situación límite hace unos meses. El Gobierno se vio obligado a rebajar las subvenciones para la compra de los modelos de bajas emisiones, y ahora los de cero emisiones tampoco disfrutan de enormes descuentos, por lo que los alemanes no ven con muy buenos ojos el abandono de la combustión, dado el elevado precio de los coches nuevos con etiqueta Cero.

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