Para las petroleras prohibir el diésel es disfrazar la decisión como una medida medioambiental. Según los Operadores de Productos Petroleros, Anfac y Ganvam, los límites de emisiones se fijan en función del tipo de motor, y no según el tipo de carburante.

Las declaraciones de la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, asegurando en los pasillos del Congreso que «el diésel tiene los días contados» y avanzando que el Gobierno tiene en su agenda buscar fórmulas «fiscales y regulatorias» para acompañar a las grandes ciudades que buscan ser cada día más sostenibles, han generado un aluvión de reacciones negativas. Tanto desde las patronales de la automoción Anfac y Ganvam, como desde la Asociación Española de Operadores de Productos Petrolíferos (AOP)consideran que esta afirmación puede acarrear graves consecuencias para el sector, y más teniendo en cuenta los avances significativos en la reducción de sustancias contaminantes de los motores diésel, que en la actualidad, si hablamos de mecánicas modernas, son similares o incluso inferiores a las de los vehículos con motores de gasolina.
Según la AOP, tanto la industria como el transporte han realizado en los últimos años un esfuerzo muy importante para mejorar sus niveles de eficiencia y reducir considerablemente sus emisiones.
Respecto a los niveles de emisión permitidos en vehículos, en Europa se fijan los límites en función del tipo de motor (motor ciclo Otto o motor Diesel) y no en función del tipo de carburante que utiliza dicho motor. Por ejemplo, un motor de ciclo Otto que se homologue en el año 2015 deberá cumplir con los límites especificados para un motor EURO 6, independientemente de que ese motor funcione con gasolina, GLP o gas natural y, por lo tanto, los niveles de emisiones contaminantes (CO, HC, NOx) son equivalentes para todas las alternativas posibles.
Según Luís Aires, presidente de la AOP y presidente de BP España, si el Gobierno decide equiparar la fiscalidad del gasóleo a la de la gasolina no debería «disfrazar» esta decisión como una medida medioambiental, ya que es un hidrocarburo que emite menos CO2 que la gasolina. En la presentación del informe «Statistical Review of World Energy 2018», Aires también ha incidido en que el Ejecutivo debería tener en cuenta las consecuencias que este tipo de medidas pueden conllevar para una economía tan basada en el transporte de mercancías por carretera como la española.
Aires ha augurado un futuro «muy difícil» para el diésel, especialmente en lo que se refiere a los coches de pequeña cilindrada, debido a la transición energética y a casos como el «dieselgate», por el que algunos fabricantes falsearon las cifras de emisiones de dióxido de carbono de sus vehículos. Además, ha indicado que hay medidas más efectivas que las prohibiciones, como puede ser «aplicar una política de incentivaciones que favorezca a las energías más limpias».
Los motores actuales comparados con los homologados en 1992 emiten treinta veces menos partículas y siete veces menos HC+NOx para el caso del Diesel y diez veces menos NOx en el caso de la gasolina.

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