El sector vasco de automoción es clave en la economía de Euskal Herria. Con plantas de ensamblaje de vehículos en Gasteiz (Mercedes Benz) e Iruñea (Volkswagen) y una poderosa industria de componentes, desde neumáticos a frenos, pasando por todo tipo de piezas, el automóvil es básico en el PIB vasco por ello las polémicas sobre su futuro, la tecnología diésel, la electrificación o el uso compartido de los vehículos, tiene una incidencia notable en el País Vasco, según destaca José Esmoris, presidente del Cluster Vasco de Automoción, Acicae. Este ingeniero formado en Alemania y responsable de I+D en CIE Automotive recuerda que pese a las incertidumbres “el automóvil crece a nivel mundial”.

¿La gente es consciente de la importancia de la industria del automóvil en la economía vasca y española?
-A nivel del Estado somos el segundo mayor fabricante de vehículos de Europa, solo por detrás de Alemania, y el octavo del mundo. Tenemos una industria de componentes muy potente con grandes multinacionales vascas que han crecido en los últimos 15 años hasta un primer nivel internacional. Y hay que recordar que este crecimiento se ha producido aprovechando las oportunidades en épocas de crisis. A nivel de la CAV tenemos una industria de automoción, sin contar Mercedes, integrada por más de 300 empresas que factura unos 18.400 millones de euros anuales y que emplea a unos 40.000 personas solo en tierras vascas, más otros 45.000 trabajadores en el resto del mundo, con un total de unas 290 plantas.

¿Cómo ha ido la evolución del sector a nivel mundial en 2018?
-En el mundo el sector del automóvil está creciendo. Y para Acicae ha sido un buen año. Es verdad que existe un decalaje entre el primer semestre y el segundo. En parte, la distorsión viene porque en la primera parte del año hubo ofertas muy importantes para reducir el parque de coches homologados con la anterior normativa de medición de emisiones y consumos. En septiembre entró en vigor la nueva norma europea WLTP de emisiones y se adelantaron ventas para liquidar stocks. Eso ya nos hacía pensar que la segunda parte del año no iba a ir tan bien pero al final la cosa ha evolucionado peor de lo previsto debido a ciertas declaraciones públicas de todos conocidas que han generado incertidumbres. Dicho esto, el año 2018 ha sido positivo y la evolución, aunque ha sido un poco inferior a las previsiones que habíamos avanzado, refleja un crecimiento por encima del incremento medio de la economía. Por otra parte, el empleo sigue estable con un ligero repunte al alza. Y de cara al presente 2019 esperamos una evolución similar.

¿A qué achacan el peor final de 2018?
-Se ha producido una tormenta perfecta. Se ha juntado la problemática del diésel, la transición energética que se vislumbra, con unas declaraciones públicas y unas incertidumbres, Brexit, guerra comercial arancelaria, etc., que no han ayudado en nada. Pero pensamos que esta situación es coyuntural y se superará.

¿Qué pasa con la tecnología diésel?
-Justo cuando se hacía la apuesta europea para aumentar el parque diésel en Estados Unidos, porque son motores que consumen menos combustible, justo en ese momento estalló el escándalo de las manipulaciones de las pruebas. Y eso ha hecho daño a una tecnología con la que la industria alemana del automóvil pensaba dar un salto adelante importante en el mercado norteamericano.

¿Hay razones para demonizar los motores diésel modernos?
-No. Hoy en día una motorización diésel actual está en su mejor momento de desarrollo tecnológico. Y con esta polémica creada, considero que Europa, líder mundial indiscutible en esta tecnología tras realizar inversiones muy cuantiosas, se ha disparado un tiro en el pie. Se intenta demonizar unas motorizaciones algo que desde el punto de vista tecnológico no tiene mucho sentido hacerlo. Las ventas de coches diésel han caído, caso español, un 20% este año y ¿quién ha reemplazado esa demanda? El coche de gasolina. ¿Con qué efectos? Pues con los de más emisiones de CO2 a la atmósfera y más consumo de petróleo. Además, se produce la ilógica de dejar de venderse coches diésel modernos poco contaminantes y, en cambio, siguen circulando los automóviles de gasóleo más antiguos porque no se ponen sobre la mesa propuestas para ayudar a achatarrar los vehículos más contaminantes.

¿Europa puede dar el salto tecnológico para liderar, como hace con el automóvil, la industria de las baterías eléctricas?
-No. El mundo de las baterías actuales, con la tecnología conocida, ya está perdido para la industria europea. No se puede competir con los países asiáticos en este tema. No interesa hacer en Europa las inversiones necesarias para hacer plantas de baterías convencionales, por ejemplo de ion-litio, para el automóvil. Ese tren lo hemos perdido. Otra cosa es que se apueste por desarrollar otra tecnología de almacenamiento de energía eléctrica, en la que todos empecemos de cero. Un cambio tecnológico para impulsar los coches no es gratis. Vamos a ir hacia una movilidad más costosa. Un coche eléctrico es hoy por hoy mucho más caro que uno de gasolina. Y este no tiene problemas de recarga.

La entrevista completa en:
https://www.deia.eus/2019/01/07/economia/con-la-polemica-del-diesel-euro...
Foto José Esmoris. (Borja Guerrero)