Tres semanas consecutivas al alza y nuevos máximos anuales. El barril de Brent ya se situaba el martes alrededor de los 95 dólares, el nivel más alto desde los meses posteriores al estallido de la guerra de Ucrania. Un precio que no se veía desde noviembre del 2022 y que se ha incrementado un 30% en tan sólo tres meses. Algunos analistas, como los de Goldman Sachs, así como la petrolera Chevron, hablan abiertamente de que pronto se superará la cota psicológica de los 100 dólares.

En la coyuntura actual este incremento podría ser muy perjudicial. En efecto, un repunte de los precios energéticos podría volver a incrementar la inflación en los países occidentales y forzar a los bancos centrales (principalmente el Banco Central Europeo y la Reserva Federal de EE.UU.) a continuar con la subida de tipos, lo que podría deprimir todavía más el consumo y la inversión.

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