Solo hay que encender la grabadora para que Álvaro Nadal Belda (Madrid, 1970), ministro de Energía, Turismo y Agenda Digital, arranque su hilo argumental. Le gusta explicar las cosas. Ha cumplido un año de ministro y no ha tenido precisamente un camino de rosas. Ha tenido varios frentes abiertos, ahora el cierre de centrales que le enfrenta a Iberdrola y ante el que tiene una posición firme.
Una entrevista de Miguel Ángel Noceda para El País.

Pregunta. Usted decía hace un año en este periódico que sus prioridades eran la eficiencia energética, el despliegue de las renovables y las interconexiones, ¿cómo le ha ido?

Respuesta. Ha sido un año muy intenso, que empezó con una volatilidad muy grande en el mercado del gas [se dispararon los precios mayoristas] que nos llevó a crear un operador obligatorio; la meteorología está siendo muy adversa; el petróleo ha ido subiendo... Si vamos a los elementos estructurales, hay cosas que hemos mejorado sustancialmente: tenemos un bono social basado en un criterio de renta que atiende a casos de vulnerabilidad más claros; hemos avanzado muchísimo en el impulso de las renovables y tenemos una composición energética más moderna y competitiva; hemos logrado demostrar que lo verde no es caro y puede ayudar a contener los precios y cumplir con los objetivos del cambio climático; hemos tenido avances para fomentar el vehículo eléctrico; hemos hecho una buena negociación en Europa sobre eficiencia energética en edificios… Si vamos al mundo digital, hemos tenido un avance en la expansión de las infraestructuras y en el plan de banda ancha estamos llegando a tres millones de hogares, hemos sacado el plan para zonas remotas y hemos trabajado muchísimo para que el Mobile World Congress, el evento tecnológico más importante de Europa con diferencia, se quede en Barcelona. Y en turismo va muy bien.

P. ¿Se atreve a ponerse nota?

R. Eso nunca. He sido buen estudiante, pero las notas me las ponían los profesores.

P. Ahora la ponen los ciudadanos, que esperan que les diga que no va a subir la luz.

R. De momento, lo que puedo decir es que continuamos con la sana tradición de congelar los peajes por cuarto año consecutivo. Esta es la parte regulada que depende del Gobierno. En lo demás, 2017 ha sido un año especialmente malo en cuanto a las condiciones meteorológicas y al comportamiento de los precios del petróleo. El resultado final ha sido algo mejor que 2015 pero peor que 2016. Si hubiéramos tenido un petróleo estable, habríamos tenido un precio más bajo. A medio plazo se puede hacer mucho más.

P. ¿Cómo?

R. Tenemos que cumplir tres objetivos a la vez: medioambientales, un sistema económico competitivo, con seguridad de suministro, y precios más baratos. Y la composición energética debe solucionarlo con la combinación de energías. Hoy por hoy, no existe ninguna tecnología perfecta. La única que quizá cumple todos los requisitos es la hidráulica, pero tiene el defecto de que no hay suficiente agua. La renovable ya está en precio, pero es intermitente; si todo el país fuera renovable tendríamos apagones porque no siempre hace viento y no siempre hace sol. La nuclear es continua y competitiva, pero produce residuos para los que no existe un tratamiento perfecto, aparte de que no es flexible. Las térmicas dan esa flexibilidad, pero son más caras. Dentro de ellas, el carbón, que es más barato, tiene inconvenientes climáticos al emitir más CO2. El gas es más caro, pero emite menos CO2.

Para leer la entrevista completa puede acceder a la web de El País.